La espiritualidad hiperbórea se plasma sobre la raza aria biológica.
Esta espiritualidad hiperbórea expresada por la raza aria se caracteriza por el dominio de uno mismo en la virtud, el autodominio, el sentido de honor y justicia, la tendencia hacia la verticalidad y el orden, el respeto a la naturaleza y a los árboles ancestrales, así como también el trabajo sobre la naturaleza para poder construir un hogar, una Patria limpia y saludable donde desarrollar la raza con dignidad. El ario trabaja la Fuerza y fortalece el músculo para ser firme y digno y extender la salud física, la vida saludable... También trabaja la mente y la inteligencia para obrar sobre la naturaleza y transformarla y así crea “paraísos” sobre la tierra donde la ley de la muerte del mundo es vencida y subyugada.
Contrariamente a los cultos de adoración que buscan el favor de los demonios como el vudú y otras deidades como Jehová, la espiritualidad hiperbórea no busca ni ejerce violencia gratuita contra ningún ser sino tan sólo la necesaria para el desarrollo y la salvaguarda de su estirpe.
Como tal, la raza aria “humana” desarrolla de forma natural una espiritualidad hiperbórea. El judío se infiltró en el mundo ario desdibujándolo y cubriéndolo mediante la inmundicia judeocristiana: el Vaticano, la “Iglesia de Roma”, el “catolicismo”.
En sí misma, la raza aria es un ser animal -y por lo tanto caído o encarnado en este mundo de muerte- que recoge en su naturaleza biológica el reflejo de una luz espiritual que alumbra toda su estirpe de forma natural y que, desarrollado sobre la arquitectura de los edificios, es el mismo espíritu que recoge para luego transmitir y manifestar la catedral gótica. El gótico se desarrolló en Europa cuando los pueblos nórdicos fueron “integrados” o pervertidos por el judeocristianismo... pero en sus catedrales de líneas estilizadas, limpias y nórdicas encontramos un conocimiento y toda una ciencia hiperbórea mágica. (Para quien esté interesado sobre el espíritu del arte gótico recomiendo leer Alfred Rosenberg: “El Mito del Siglo XX”, Capítulo III.2 –Arquitectura griega y gótica)
Este elemento hiperbóreo manifestado en la constitución anímico biológico humana de la raza aria es debido a la incidencia del Sol Negro espiritual. Es por ello que sólo la raza aria puede comprender y vivir el mito hiperbóreo y nunca las otras razas que jamás podrán comprenderlo, pues ellas no reflejan esa luz. Aún así, la raza aria ha de reconocerse en el espíritu hiperbóreo y reivindicarlo si no quiere seguir los pasos de la muerte y la esclavitud en las que se hallan sometidas las “razas” del mundo de Mordor.
Si actualmente vemos desaparecer la raza aria de sobre la faz de la tierra es porque la descomposición y los agónicos estertores de este mundo invertido impiden que brille la luz del Sol Negro. Pero es precisamente en estos momentos cuando nosotros debemos sostener el mito y revivirlo, mantener encendida la llama de la Libertad y del espíritu, para que los que son de los nuestros comprendan que seguimos aquí y que no estamos solos ni equivocados.
Como una catedral gótica que permite la incidencia y la cristalización del espíritu hiperbóreo, así el ario ha de purificarse y fortalecerse para poder transmitir y llegar a vivir plenamente el mito y desarrollarlo. Sólo así podremos empezar a ser seres espirituales, cuando comprendamos la importancia del mito, el mágico mundo de los héroes y el ideal Superior. Por otra parte, cada pecado, cada vicio, cada debilidad y cada miseria humana queda marcada sobre el ser físico de forma indeleble... siendo el germen futuro de la putrefacción racial.
Como tal, nosotros podemos entender que somos, o aspiramos a ser, reflejo del espíritu hiperbóreo para rescatarlo de la miseria y de los atributos de un mundo de muerte al que el verdadero ario, como reflejo del Sol Negro, es totalmente ajeno.
Y es esto lo que lleva a Wotan a crucificarse en el Árbol del Espanto cuando, llevado por el espíritu Libre de los arios, somete a su naturaleza biológica humana a la muerte mágica.
En ello descubre las runas, que en sí mismas son el árbol de la vida, como el árbol es el cuerpo del hombre.
La runa hagal es la totalidad del árbol: las raíces que se hunden profundas en la tierra y las ramas que ascienden hacia el cielo.
La esvástica es la runa del movimiento desde el punto fijo y la centralidad (puede ser sinestrógira o dextrógira según el sentido de su movimiento).
Y así todas las runas representan direcciones y estados transmitidos a través del conocimiento de las leyes de la naturaleza, de los árboles y del hombre.
En este proceso, el mago guerrero ha de subyugar a su propio ser animal, cuya Fuerza se manifiesta principalmente por el poder del sexo y la energía sexual. En un principio esta Fuerza se halla desbocada y tiende hacia el caos caprichoso, pero el trabajo sobre uno mismo ha de conseguir dominarla. Si sabes cómo retener esta Fuerza impidiendo que su poder se pierda gratuitamente en el sexo animal, conseguirás desarrollar una Voluntad de acero e inquebrantable. Pero para ello, para poder operar así has de haber madurado como iniciado, has de haber aprendido a templar el nervio y a dominar a tu propia naturaleza animal hasta alcanzar un alto grado de autodominio. De otra forma no tendrías ninguna posibilidad de dominar al tigre (o al dragón).
Finalmente, en el secreto, la valkiria espiritual entrega al héroe el fruto de la inmortalidad, liberándolo de los atributos del alma y del mundo de muerte de la materia y accediendo al estado divino del Walhala.