martes, 13 de diciembre de 2011

Europa como comunidad en su lucha vital. Dr. Hans Peter Bähr.

Hoy les traemos la exposición del Dr. Hans Bähr en la "Europäische Frontkämpfer und Stundententreffen" traducido al castellano "Congreso Europeo de Estudiantes y Combatientes celebrado en la ciudad de Dresde, del 15 al 20 de abril de 1942. Dicho congreso reunió a la elite de Estudiantes universitarios combatientes y distintas delegaciones de 16 países, con el motivo de exponer las teorías de la unidad Europea y su repercusión en el futuro de las diferentes sub-agrupaciones (Entrando ya en materia, ya que así las denominaba a quien hoy les traemos) que componen nuestra sagrada Europa.
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Dr. Hans Bähr, Alemania.
Europa como comunidad en su lucha vital.

Siglos ya hace que los pueblos europeos se sienten como una comunidad cultural que encuentra en su más sublime expresión en el hecho de que los grandes maestros del pensamiento, del color o del sonido gozan de admiración general en todo el continente y se sintieron también a menudo entre si como fuerzas complementárias, tendiéndose la mano por encima del tiempo y del espacio para constituir juntos una alianza fructífera. La filosofía griega, la pintura española, el renacimiento italiano, la matemática francesa, el clasicismo alemán, son manifestaciones todas admiradas en Europa entera como fruto de raíces comunes y comprendidas como construcción elevada sobre postulados también comunes. Ha sido preciso que llegaran nuestros días para que una voluntad potente que todo lo arrastra colocara a esta comunidad cultural ante el problema de, o convertirse en una comunidad combativa o perecer, de, o luchar juntos o aniquilarse separados. Forjar a Europa un día como comunidad vital duradera partiendo de esta contienda decisiva por su existencia, es el cometido histórico que a nosotros, los jóvenes, nos compete en los decenios próximos.
El sino eterno nos ha situado dentro de una vivencia temporal de mayor significación para la historia europea, en general, que cualquier otro acontecer desde la aparición del cristianismo en el mundo de la antigüedad clásica.
Para nosotros todos, en tanto que soportes de un proceso tan gigantesco, ha de ser instructivo aprehender, también espiritualmente, los elementos de su devenir y conocer así las leyes profundas de este fenómeno, el mas notable de nuestra propia historia.
Concentremos nuestros pensamientos en torno a aquéllas leyes que obran en lo mas intimo de los procesos históricos y que determinan también el nacimiento del nuevo orden de la comunidad europea. Estas leyes pueden resumirse en dos formulas:

Primera:
La fuerza mas potente en la vida de los pueblos es el instinto de conservación y el de procreación.

Segunda:
El único camino que hace posible el desarrollo del instinto de conservación es la lucha, fenómeno que domina el universo entero de los seres vivientes.

Estas leyes eternas de la naturaleza no pueden ser conmovidas por el hombre, ni hay ideología o resistencia que las afecte. Estas leyes determinan la lucha por la vida de los individuos tanto como la de los pueblos y la de la naturaleza entera, cuya unidad viva ha sido puesta de manifiesto convincentemente en los últimos años por el gran filosofo alemán Ernst Krieck.

Veamoslo en detalle:

1. Toda planta y todo animal obedecen al impulso irresistible de la conservación y de la procreación, y no pueden vivir sino como fenómeno combativo. El suelo en el que la planta hinca sus raíces contiene solo una cantidad determinada y limitada de las sustancias alimenticias que el reino vegetal precisa. Innumerables son, sin embargo, las plantas que quieren crecer en el. Algunas de ellas logran asegurarse las materias alimenticias necesarias; otras no.
Las unas florecen, mientras que las otras mueren. Por su parte, las mas fuertes se desarrollan sobre la base del nitrógeno del suelo procedente del proceso de descomposición de otras plantas muertas. También en el mundo vegetal solo de la lucha surge eternamente la vida. La misma ley domina el reino animal. Todo lo viviente lucha, y también el hombre, en tanto que ser viviente de la naturaleza se halla sometido a la misma ley de hierro.
Solo en eterna lucha se ha hecho grande la humanidad.
También en ella decide aquella ley natural que, en una suerte de prueba continua, da el triunfo en este mundo al derecho mas natural, a saber, al derecho de la decisión combativa, el cual -según nuestra intima convicción- visto bajo la perspectiva de la permanencia histórica, es también siempre el derecho de la capacidad innata. Esta ley permite triunfar, simultaneamente con el mas fuerte, al mas valeroso y al elegido. Al débil, enfermizo del cuerpo, empero, y también - gracias le sean dadas a dios- al intelectual, degenerado de alma, esta ley acostumbra a aniquilarles históricamente en consecuencia radical.

2.La lucha de la naturaleza no se lleva nunca a cabo por seres aislados, sino siempre por asociaciones, por especies o grupos animales o vegetales o por comunidades Humanas. En esta contienda el individuo figura siempre como representante de un grupo mayor y no como fenómeno autónomo, un hecho que diferencia fundamentalmente nuestra idea de la lucha por la vida de otras teorías pretéritas sobre la misma. La ideología liberal del individuo aislado no coincide con la realidad. Por doquiera que sigamos la huella del hombre, incluso en las épocas prehistóricas, nunca le encontramos como ser autónomo, y aun en los tiempos mas remotos no podemos hallarle casi nunca, sino en tumbas situadas unas junto a otras.
Sus mismas condiciones naturales de conservación y procreación no le permiten vivir sino en comunidad con otros seres humanos de una generación mas. Con ello nos situamos conscientemente en una oposición insuperable frente al liberalismo y frente a la por él proclamada autarquía del individuo. Este conocimiento de que el instinto de conservación de los seres solo en asociaciones puede cumplirse eficazmente a través de la lucha, nos pone frente a un concepto que hoy por primera vez quisiéramos insertar como piedra básica en el pensamiento europeo: El concepto de la asociación fundada sobre la lucha por la vida.

3.La magnitud cuantitativa de estas unidades que llevan a cabo la lucha por la vida puede ser sumamente varía. Es corriente especialmente en el mundo humano, la expansión por la reunión de unidades menores en asociaciones mayores. la norma directiva para ello habrá de ser la de la eficacia en la lucha por la vida, en el sentido del logro de posibilidades de mando que aseguren un éxito mayor. Que esta motivación obre, consciente o inconscientemente, no es decisivo para nuestras consideraciones.

4. Por mucho que varié el tamaño de las asociaciones, las reglas que determinan "A" (Fuerza) y "B" (Su estructura en la lucha por la vida) son invariables y permanentes.

A) Al igual que la fuerza física, tampoco puede elevarse la fuerza de los seres vivientes en sus asociaciones a eficacia máxima sino por la unión intima, mientras que la diseminación en una serie de corrientes aisladas centrifugas produce siempre debilidad. Bajo el punto de vista histórico, la unión cerrada de las energías de una asociación basada en la lucha por la vida es siempre fundamento de grandeza, al contrario de la división que equivale siempre a decadencia. Para una asociación basada en la lucha por la vida tiene, pues, validez la siguiente ley de energía; Cohesión interior crea fuerza hacia el exterior, y viceversa.

B) Esta cohesión ha de comprenderse en lo esencial como una unidad de dirección de las fuerzas del deseo y de la voluntad que nacidas del instinto de conservación, se expanden en el medio ambiente, unidad de dirección que conduce después también a ciertas formas unitarias.
Esta dirección no es, empero, como no lo es en la asociación animal, una uniformidad de todos los miembros ni un fenómeno unitario según el principio de estructuración de los elementos en química. Como es sabido, también la asociación animal se compone asimismo de seres múltiples y diversos. Con ello queda formulada la ley estructural de tales asociaciones: Fuerzas diversas confluyen en una acción unitaria en cuanto a la dirección.

5. La diversidad de los miembros de la asociación no es solo una diversidad en lo que a las condiciones naturales se refiere, sino también en lo que al valor afecta, para el cual no podemos considerar como medida en este momento sino la diversa aptitud de los individuos en la lucha común por la vida. La naturaleza entera se halla edificada sobre la base de esta idea aristocrática fundamental.

6. Otra idea de carácter decisivo: En una asociación de este tipo no solo dependen los miembros de la misma en su existencia de la existencia de la totalidad, sino que participan además por termino media e invariablemente de la fuerza ascendente o descendente de la totalidad. Por esto, nunca podrá servir mejor a lo que puede llamarse su propio provecho, que dejandose guiar por el instinto que les lleva a colaborar efectivamente en la asociación.
El provecho de la totalidad es también el provecho del individuo, así como la catástrofe de todos es el peligro para todos.

7. Una asociación basada en la lucha por la vida es mas fácil de reconocer desde fuera que desde el interior. Es en sus fronteras, y como consecuencia de que allí se estrellan las fuerzas enemigas, donde la asociación alcanza consciencia singular de su unidad.

8. El hombre es el único ser viviente al que ha cabido la bendición de recibir los dones del fuego
"prometeico". Solo el posee con el libre albedrío y con la capacidad creadora la posibilidad de hacer historia, y solo el es capaz, por eso, de desarrollar una forma de asociación exclusivamente suya, que ni el animal ni la planta conocen: La asociación para la lucha por la vida, sublimada a la categoría de comunidad por la Historia y por la energía creadora.
Esta asociación para la lucha por la vida, elevada como queda dicho, a la categoría de comunidad en el hombre, se halla sometida, en tanto que fenómeno natural, a las mismas leyes que las otras asociaciones de los seres vivos. En la comunidad humana, empero, y dad la capacidad del hombre para la formación creadora de la Historia, estas leyes adquieren un sello característico único y que solo existe en el hombre.


Ahora bien, ¿Que significan para la unificación de Europa estos 8 hechos fundamentales de los procesos vitales vegetales, animales y, sobre todo, Humanos?
La respuesta decisiva a esta cuestión puede darse inmediatamente y con una sola frase: Europa es una asociación para la lucha por la vida y, por tanto, una comunidad vital.
La Historia Europea, por su parte, es el libre juego de fuerzas debatiéndose por precisar definitivamente la forma que hoy vive su alumbramiento.
Por primera vez en los tres milenios de Historia Europea ha avanzado Europa como realidad en la esfera de la clara consciencia. Retrospectivamente, vemos hoy repentinamente estos tres milenios como una acción de trazos esencialmente unitarios, es decir, como una acción Europea. Las magnas figuras geniales de la política, los héroes incomparables de la guerra y los espíritus únicos de la cultura, del arte y de la ciencia que han conducido e interpretado a nuestros pueblos desde la primera olimpiada de los griegos hasta nuestros días, desde la batalla de Maratón hasta el frente ruso actual, todos ellos han sido fuerzas de un proceso unitario en sí y, a pesar de su diversidad, todos factores comunes en el juego europeo.
Tan grandiosas percepciones del acontecer solo acostumbran a madurar en grandes espacios de tiempo. De igual manera que el hombre ha precisado de un desarrollo de amplias proporciones temporales para darse cuenta de la conexión entre la fecundación y el alumbramiento, o, para tomar otro ejemplo, de igual manera que el conocimiento del valor y de la esencia del carácter nacional de los pueblos no se ha desenvuelto sino muy lentamente, así también solo rasgo a rasgo, en el curso de los siglos, se ha conocido y comprendido la comunidad Europea de lucha por la vida.

Ya Platón habló de Europa, y tras él una y otra vez ha habido espíritus proféticos aislados que han percibido la corriente europea fundamental bajo el ir y venir de las olas de nuestros pueblos. En las horas del peligro máximo los pueblos han encontrado también por si mismos el camino de la defensa común, pero solo para separarse después, una veza pasada la angustia del momento, y para retornar a la lucha recíproca.
Europa como comunidad vital coincide hoy en el espacio del continente habitado por nosotros los europeos. Como sabemos, esto no fue siempre así.
Cuando la magnifica Grecia soportaba todavía sola a Europa sobre sus hombros Olímpicos, luchando en su forma inolvidable en Maratón, en las Termópilas, en Salamina y Eurymedón en defensa del templo de Europa contra los ataques de elementos extraños; El espacio sobre el que tenía lugar la contienda era tan limitado, en comparación con el de hoy, como limitado era el numero de los defensores de la esencia europea, en comparación con el de nuestros días. La Roma clásica, que mas tarde iba a tomar en su mano robusta la antorcha europea, vivía ya en dimensiones harto mayores. La mirada de Escipión, de César y de Augusto, abarca dimensiones europeas incomparablemente mayores, en el suelo y población, de lo que un día pudieran hacer los ojos de Milcíades, Temístocles, Leónidas y Cimón. Del encuentro del arte del Estado Romano con el anhelo Germano creció Europa, de nuevo en medida multiple. En todos los estadios, empero, que hubo de atravesar este desarrollo en su curso posterior, siempre el impulso instintivo de las generaciones contemporáneas fue el de establecer entre las cantidades espaciales y biológicas de Europa aquella relación que se estimaba como adecuada para asegurar la realización de la lucha vital de todos. Esta proporción fue un día la Hélade y hoy abarca todo el continente que nosotros llamamos NUESTRO CON DERECHO SAGRADO, después de que la espada y el arado de nuestros pueblos lo han conquistado en contienda rudísima.
También la Europa de la antigüedad clásica Griega, y mas tarde Romana, fue ya una comunidad de lucha por la vida.
Sin embargo, y a pesar de grandiosos momentos comunes, Europa se desmembró una y otra vez en asociaciones menores en lucha unas contra otras, un hecho tan necesario como fatal para el desarrollo tan beneficioso de los elementos nacionales.
Hoy, empero, se ha logrado por primera vez el estadio de la cohesión consciente. Movidos por este conocimiento de la unidad de Europa, tenemos hoy la obligación de sacar las consecuencias de ello, de considerar terminadas para siempre las guerras civiles del pasado y de pasar a la conformación consciente de la substancia común en un futuro también común. Con ello no quiere decirse que a continuación haya de comenzar en Europa una época de pacifismo. La voluntad combativa del europeo, empero, no se desgastara ya en discordias internas, sino que se pondrá al servicio de objetivos comunes y poseerá, sobre todo, un campo nuevo de actividad humana positiva en la lucha por las obras de la paz, de la educción, de la economía, de las artes, del deporte y de otros terrenos.
Para nosotros, a los que, en tanto que hombres de la comunidad vital europea de este continente, la historia universal nos ha llamado a la realización de tal obra, ha de revestir significación máxima que emprendamos esta tarea prescindiendo de toda suerte de fantasmagorías y obedientes exclusivamente a aquellas leyes que acabamos de exponer como reglas determinantes de todo suceder vital y que, por tanto, deciden, junto con la omnipotencia de la naturaleza, del éxito de nuestros esfuerzos.

De ello se deduce:

1. De hoy en adelante los pueblos europeos no podrán realizar, ganar o perder su lucha vital sino en común. Nadie tiene ya la posibilidad de dudar de ello, e incluso los intelectuales de Zürich suelen no cerrarse a esta idea. Tanto el desenvolvimiento interno de la situación europea, como los acontecimientos del suceder mundial que hoy tiene lugar bajo dimensiones planetarias, han provocado para Europa aquel estadio de madurez en el que, o bien ha de sacar de su cohesión todas aquellas consecuencias sin las cuales una asociación para la lucha por la vida no puede combatir victoriosamente, o bien ha de hundirse en la desmembración y la debilidad. Un ejemplo verdaderamente heroico de ello nos ha sido dado por Finlandia. A pesar de su grandioso heroísmo y a pesar de su resistencia fanática, Finlandia se hubiera visto perdida sin remedio si Europa en su totalidad no hubiera emprendido la lucha vital contra el enemigo común y no hubiera salvado con ello a esta nación.
Los pueblos de nuestro continente constituyen hoy una comunidad de vida en el mas alto sentido de la palabra. El contenido de nuestra labor común ha de ser en el futuro que Europa después de terminar victoriosamente esta guerra no se desmorone de nuevo, sino que en un intercambio fructífero de fuerzas se fortifique mas y mas en su unidad en todos los terrenos de la vida. Los frutos de ello han de beneficiarnos a nosotros y, consecuentemente, también a nuestros pueblos. Si no nos hallamos a la altura de esta misión, la historia universal nos atropellara en virtud de sus leyes naturales con aquella dureza con que responde implacablemente en todos los tiempos a los débiles en la lucha por la vida.

2. También la comunidad europea de lucha por la vida se mantiene en dos polos: el de su unidad y el de sus miembros. Esta comunidad no es un sistema de partículas uniformes, sino que se halla plena de centros y peculiaridades nacionales, que confluyen en el ordenamiento europeo en una acción común. El florecimiento de la totalidad europea solo es concebible por el camino del desarrollo de las partes nacionales, es decir, de los pueblos de nuestro continente. En la riqueza abigarrada de sus valores culturales, sobre todo, vemos nosotros la mas bella manifestación de la plenitud interna de la esencia europea.
No menos decisivo es, desde luego, el segundo polo, es decir, la existencia del todo, la existencia de Europa.
De la tensión entre ambos polos se forma la idea europea de la comunidad.

3. En consideración de la común lucha vital de la comunidad europea frente a todos los fenómenos europeos, ponemos nosotros en vigor, en la ejecución de las leyes naturales combativas, una actitud fundamental determinada.
Como positivas han de estimarse todas aquellas fuerzas que tienden a la unificación europea y que, por tanto, sustentan y aumentan la fuerza total europea; como negativas a todas las corrientes que impulsan hacia la disgregación y que amenazan, por consiguiente, acarrear la derrota de todos en la contienda común. Solo en la unificación se halla también para Europa la fuente para el mantenimiento de la vida. Ante el frente ruso y ante el monstruo rojo de Moscú, ojala que todos los europeos acierten a comprender, precisamente hoy en su aplicación a nuestro presente, la ley del desenvolvimiento de la energía de las asociaciones para la lucha por la vida que antes diseñábamos: ¡Solo la cohesión hacia dentro trae consigo fuerza permanente hacia el exterior!

4. La diversidad de los hombres nacida del pensamiento, fundamenta el carácter aristocrático que reina en la naturaleza; esta diversidad que el conocido pensador Castro-Rial ha enraizado con éxito en la ideología de la Falange, es un fenómeno general en el interior de los pueblos. Consecuencia de ello es que frente al pensamiento de la unidad europea, como frente a toda otra idea, la reacción del hombre nunca es uniforme. Tres grupos podemos distinguir en ella:
A) El de aquéllos que conciben con toda claridad y que sustentan este pensamiento.
B) El de los que se oponen a él.
C) La amplia masa del pueblo, cuya posición se halla determinada en lo esencial por elementos directivos.

5. Ya antes hemos aludido al hecho de que el hombre, a diferencia de otros seres vivientes, dispone de la posibilidad del libre albedrío y de la capacidad creadora y que, consecuentemente, llega a una forma de la asociación para la lucha por la vida que le es propia: La comunidad.
El libre albedrío permite la formación y la educación de la voluntad de los pueblos; la capacidad creadora, por su parte, es la presuposición de que hombres para ello destinados se pongan manos a la obra, para señalar a la masa que busca orientación el camino justo y para dar por medio del influjo directo a la voluntad de millones de personas el curso mas provechoso para la lucha común por la vida. Ello implica una misión grandiosa conferida en sus pueblos al impulso conformador de los soportes de la unificación europea. Esta misión reza: Educación para Europa y conformación de los ánimos en el sentido del conocimiento de la comunidad de la lucha vital de todos los europeos.

6. Sabemos bien que varios sectores de una clase social sin entusiasmos adoptan frente a la idea europea una actitud tan indiferente como frente a toda otra grande idea. Tanto mas enérgicamente, empero, atraen hacia si las señales de la unificación europea a todas las fuerzas del presente seguras de su instinto. Europa escoge por si misma, de esta suerte, a aquellos que por sus condiciones naturales son los mas adecuados factores de la unificación europea. Se trata una vez mas del eterno y saludable proceso de selección de la naturaleza.

7. Llegará la hora en que la comunidad europea para la lucha por la vida será reconocida generalmente en sus derechos y obligaciones, de igual suerte que los dogmas de una religión en sus épocas mas potentes. Hoy, en los momentos de su ascenso revolucionario hacia la grandeza se muestran ya en la contienda las fuerzas que llevan aquella comunidad en lo mas intimo de su esencia y que, por esto, se hallan llamadas a obrar un día directivamente en Europa. De su seno surgirán los hombres que, junto con el amor a su propio pueblo, cuidaran y sustentaran también todo aquello que la comunidad europea forma y mantiene. Esta selección europea no esta compuesta de caracteres indefinidos y desarraigados nacionalmente, sino de nacionalistas apasionados que por amor a su pueblo se han decidido por Europa, La guerra es también aquí la dura prueba de la naturaleza, que antes de que comience la gran labor creadora común europea de la paz, lleva a cabo de nuevo un examen aplicando para ello la medida mas rígida.
Con ello quedan puestas de manifiesto, algunas de las grandes conexiones existentes entre las leyes de índole natural que rigen la vida de los pueblos y la unificación europea.




Los pueblos son siempre tal y como es su mando. La selección europea tiene el deber de cuidar que este conocimiento sea tenido en cuenta y realizado consecuentemente por la generalidad. Con ello asume una responsabilidad de proporciones verdaderamente extraordinarias. La guerra en el frente ruso es la mejor escuela que pudiera pensarse, precisamente porque es la mas dura. Todavía en la ultima guerra había leyes reconocidas por los adversarios como vinculantes. En la lucha contra el bolchevismo ya no ocurre así. Aquí rige exclusivamente la fuerza pura, sin merced y sin escape. Este fenómeno, que tan intensamente hemos vivido en los meses subsiguientes al 22 de junio de 1941, nos ha llevado hacia las grandes y eternas leyes de la naturaleza con la fuerza coactiva de la realidad.
Ojalá que el futuro no olvide nunca esta lección, para que las generaciones venideras tengan para siempre en cuenta lo que el propio destino nos ha dicho a nosotros, europeos del presente: En la lucha por la vida de la naturaleza en general, y exactamente lo mismo en la contienda eterna de la humanidad, decide en ultima instancia exclusivamente la dureza y la fuerza. Las próximas juventudes europeas, sobre todo, no deben pasar nunca por alto, por muchos conocimientos que posean, el rango claramente dominante de estas potencias naturales. Aplicado a ellas tiene validez redoblada la exigencia que un día proclamara Nietzsche: ¡Alabado sea lo que hace duro!
Los soportes de la lucha europea por la vida, se hallan tanto mas obligados a la mayor intensificación posible de estas virtudes cuanto que en esta coyuntura histórica ruedan incesantemente los dados que deciden de acontecimientos de amplitud universal.
Nuestro aliado el Japón se halla en su lucha por la gran comunidad vital asiática ante un cometido semejante al nuestro. En torno a estas dos comunidades de lucha por la vida del Pacto Tripartito, se cristaliza ante nuestros ojos un mundo nuevo.
En cientos de milenios se ha alzado el hombre sobre los animales en lucha continua y lentamente. Larguísimas épocas ha precisado para la creación de los instrumentos mas sencillos y para poner el fuego al servicio de su lucha por la vida. Hasta los comienzos de la época moderna no acertó, puede decirse, a insertar técnicamente en su lucha sino aquellos elementos auxiliares del medio ambiente que le eran accesibles por la utilización de los animales y de las plantas. Solo desde hace relativamente poco tiempo ha logrado desencadenar las energías minerales del petroleo y del carbón, poniendo a su servicio técnicamente nuevas y poderosas fuerzas naturales por medio de la maquina de vapor y de la electricidad. Con ello ha tomado el hombre por primera vez posesión en sentido propio de la tierra, poniendo en movimiento una transformación verdaderamente revolucionaria de todos los conceptos del tiempo y del espacio. Después de la consecución de las materias primas y, consecuentemente, de las fuentes de energía de estas nuevas fuerzas, una expansión fatalmente necesaria ha dado impulsos complementarios de extraordinaria amplitud al instinto de conservación de los pueblos jóvenes. Así, nosotros, los europeos de hoy, nos encontramos en un mundo lleno de cambios y transformaciones, en el que se cruzan en proporción hasta ahora desconocida derrumbamientos y nuevos alumbramientos, y en el que el espíritu "prometeico" de la humanidad ha puesto al servicio de su lucha por la existencia medios técnicos en medida hasta ahora ignorada.
En medio de estas tormentas, conscientes de nuestra misión y con fe en nuestra propia fuerza, construyamos según leyes eternas la comunidad europea, firmes de carácter, inquebrantables y duros. Esta comunidad debe abarcar a todos los pueblos europeos despiertos a la luz, debe proteger su existencia, elevar el nivel de vida de sus millones de habitantes y ademas de ello reunir las capacidades y energías de nuestros pueblos, para que de esta suerte se aporten los frutos que solo una labor total europea puede producir. Ojalá que sobre la base de este fundamento común de nuestra vida europea pueda lucir con nuevo resplandor creador la luz imperecedera del arte europeo, de esa potencia que, como la mas noble que se eleva sobre la contienda y la discordia de nuestra existencia combativa, acierta a sanar las heridas y a dar nueva claridad a los fines.
Y así, nos ponemos en linea de combate para plasmar una comunidad duradera para la familia de los pueblos europeos, comunidad por medio de la cual estos puedan llevar a cabo con el mayor éxito la lucha por la vida de todos los europeos, no solo para existir y para reproducirse, sino, sobre todo, para cumplir grandiosa y victoriosamente su misión cultural, única en esta tierra.





lunes, 5 de diciembre de 2011

Datos críticos sobre la situación Racial Blanca.

Compartimos este artículo de Visión Blanca pues expone con contundencia la situación de aquello que es lo más importante para nuestra doctrina: La raza blanca.

Europoide: una variedad humana en peligro.


El sistema político occidental actual, respaldado por las Naciones Unidas, asegura que la "diversidad humana" es importante, y definitivamente no se equivoca. Sin embargo, el sistema en realidad no se lo toma en serio, el sistema es hipócrita y usa una doble vara de medir en el tema de la diversidad humana.

Seguramente podría parecernos triste y horrible el sólo hecho de imaginarnos que una raza o grupo étnico pudiese desaparecer de la faz de la Tierra. Si supiéramos que lo que entendemos por "raza negra" está desapareciendo, seguramente nos preocuparía porque sería algo bastante empobrecedor para la biodiversidad humana del planeta.

¿Qué pasaría si te dijera que esto está pasando realmente con al menos una variedad biológica humana?

También conocida vulgarmente como "raza blanca" o "caucásica" (aunque estos términos pueden estar discutidos), los europoides, sobre todo aquellos de variedad nórdica (rubios y pelirrojos), actualmente enfrentan la extinción. Este grupo biológico y cultural humano (una macro-etnia en términos prácticos) está conformado por los descendientes de los habitantes del continente europeo, siempre que su aporte genético de razas no europeas sea mínimo. Se encuentra distribuido por todo el mundo, habitando lugares muy diversos, tanto dentro de su lugar de origen, como fuera de él, como por ejemplo en Estados Unidos, Canadá, Argentina, Uruguay, Australia y Nueva Zelanda, mismos que son países con una mayoría europoide. Sus características físicas más evidentes, y por las que podemos identificarlos comúnmente, son el color claro de piel, ojos que van desde el marrón hasta el gris, pasando por el azul, verde y miel, y los hay con cabello castaño claro, oscuro, pelirrojos y rubios. Estas son unas variaciones físicas que surgieron por adaptación evolutiva al entorno geográfico de origen y también por ciertas mezclas ocurridas a lo largo de la historia y prehistoria, pero no son las únicas variaciones que poseen y que los distinguen de otros grupos humanos.


Negar la raza no es científico e implica cerrarse a nuevos conocimientos sobre los orígenes de la humanidad

Antes de continuar con el tema que nos interesa, es necesario sacudirnos de encima el montón de tonterías y prejuicios que últimamente nos han querido vender y con los que nos han tratado de adoctrinar, y tratar de abrir la mente a los escabrosos e incómodos terrenos de la verdad y sólo la verdad.

Actualmente hablar de razas es tabú, incluso dentro de los círculos académicos. Es común que entre los menos informados se piense que hablar de razas es hablar sólo de color de la piel, cuando la raza implica mucho más que el color de la piel, e involucra cuestiones más complejas que van desde la forma del cráneo hasta diferencias en la psicología, el comportamiento y la inteligencia, e incluso, de acuerdo con C. G. Jung, en la espiritualidad e inconsciente colectivo (Relaciones entre el Yo y lo inconsciente, 1928). De hecho, el color de piel no determina a qué raza pertenece una persona.

El genetista estadounidense James Watson, descubridor de la estructura de la molécula del ADN junto con Francis Crick, y que le valió compartir el Premio Nobel de Medicina 1962, realizó una declaración en 2007 sobre la inteligencia de la población africana, lo que desató un ridículo circo en la comunidad científica y fuera de ella. Es inconcebible que en pleno siglo XXI hablar de diferencias objetivas y científicas entre las razas no sea políticamente aceptable y se interprete como "racismo". Al respecto de la inteligencia de la raza negra dijo: "Todas nuestras políticas sociales están basadas en el hecho de que su inteligencia es la misma que la nuestra, mientras todas las pruebas muestran que no es realmente así"[1]. A esta declaración le siguió una explicación a modo de disculpa que, no obstante, no significó una retractación de su cuestión central y estrictamente objetiva:

Cuestionar la inteligencia genética no es racismo.

La búsqueda del conocimiento a menudo es incómoda y desconcertante.

La ciencia no es ajena a la controversia. La búsqueda del descubrimiento, del conocimiento, es a menudo incómoda y desconcertante. Jamás he temido decir lo que me parece verdad, por difícil que resulte. En ocasiones eso me ha puesto en predicamentos, pero rara vez más que ahora, cuando me encuentro en medio de una tormenta de críticas.

Entiendo gran parte de esa reacción, porque si lo que dije es lo que se publicó, sólo puedo reconocer que estoy pasmado. A quienes han derivado de mis palabras la inferencia de que África, como continente, es en alguna forma genéticamente inferior, sólo puedo ofrecerles mis disculpas sin reservas.

No es eso lo que quise decir. Más importante, desde mi punto de vista, es que no hay base científica para semejante creencia.

Siempre he defendido con energía la postura de que nuestro punto de vista sobre el mundo debe estar basado en el estado de nuestro conocimiento; en los hechos, no en lo que nos gustaría que fueran. Por eso la genética es tan importante, porque nos llevará a encontrar respuestas a muchas de las grandes y difíciles preguntas que han perturbado a los seres humanos durante cientos, si no miles de años.

Sin embargo, puede que esas respuestas no sean fáciles porque, como demasiado bien lo sé, la genética llega a ser cruel. Tal vez mi propio hijo sea una de sus víctimas. Cálido y perceptivo a sus 37 años, Rufus no puede llevar una vida independiente a causa de la esquizofrenia, pues carece de la capacidad de participar en actividades cotidianas. Durante demasiado tiempo Ruth, mi esposa, y yo, albergamos la esperanza de que Rufus sólo necesitara un reto apropiado en el cual enfocarse. Pero cuando pasó a la adolescencia temí que el origen de su vida disminuida radicara en sus genes. Fue esa percepción la que me condujo a poner en marcha el proyecto del genoma humano.

Al hacerlo, supe que de allí surgirían muchos nuevos dilemas morales y que desde un principio se establecerían los componentes éticos, legales y sociales del proyecto. Desde 1978, cuando a mi amigo de Harvard E. O. Wilson le lanzaron una cubeta de agua por decir que los genes influyen en la conducta humana, el asalto contra la genética conductual por parte de quienes quisieran amoldar la realidad a sus ideas ha seguido siendo vigoroso.

Sin embargo, la irracionalidad debe ceder pronto. Dentro de poco tiempo será posible leer mensajes genéticos individuales a costos que no llevarán a la ruina nuestros sistemas de salud. Al hacerlo, espero que veamos si los cambios en la secuencia del ADN, no las influencias del medio, producen diferencias de conducta. Por último, estaremos en condiciones de determinar la importancia relativa de la naturaleza en oposición a la crianza.

Una de cada tres personas que buscan trabajo en la oficina de empleos temporales de Los Ángeles es sicópata o sociópata. ¿Es consecuencia del ambiente o de sus componentes genéticos? La secuencia del ADN debe darnos la respuesta. La idea de que algunas personas posean una maldad innata me perturba, pero la ciencia no está para hacernos sentir bien, sino para contestar preguntas al servicio del conocimiento, de un mayor entendimiento.

Al descubrir hasta qué punto los genes influyen en la conducta moral seremos también capaces de entender en qué forma afectan las capacidades intelectuales.

Por ahora, en mi instituto en Estados Unidos, nos ocupamos de las fallas del desarrollo cerebral causadas por los genes que con frecuencia conducen al autismo y a la esquizofrenia. Quizá también encontremos que las diferencias entre esos genes de desarrollo cerebral conduzcan también a diferencias en nuestras capacidades de realizar diversas tareas mentales.

En algunos casos, la forma en que esos genes funcionan podría ayudarnos a entender variaciones en el cociente intelectual, o por qué algunas personas sobresalen en poesía, pero son terribles en matemáticas. Con demasiada frecuencia, personas con grandes dotes para las matemáticas muestran rasgos autistas. Es posible que el mismo gen que da a algunas personas esas inmensas capacidades matemáticas sea la causa del comportamiento autista. Por eso, al estudiar el autismo y la esquizofrenia, creemos que nos acercaremos mucho a entender mejor la inteligencia y, por consiguiente, las diferencias en la inteligencia.

Aún no entendemos en forma adecuada la forma en que los distintos ambientes en el mundo han seleccionado a lo largo del tiempo los genes que determinan nuestra capacidad de hacer cosas diferentes. El deseo abrumador de la sociedad de hoy es dar por sentado que la humanidad tiene como herencia universal unas facultades de razón iguales. Bien podría ser. Pero no basta con querer que así sea. Eso no es ciencia.

Cuestionar no es ceder al racismo. No se trata de un asunto de superioridad o inferioridad, sino de entender las diferencias que explican por qué algunos de nosotros somos grandes músicos, y otros, grandes ingenieros. Es muy probable que pasen al menos 10 o 15 años antes de que tengamos un entendimiento adecuado de la importancia relativa de la naturaleza versus la crianza en el logro de objetivos humanos importantes.

Entre tanto, nosotros los científicos, cualquiera que sea el lugar donde queramos situarnos en este gran debate, debemos tener cuidado de no proclamar verdades indiscutibles sin tener el sustento de la evidencia.


James Watson, The Independent. 2007.[2]
Pero esta disculpa no alivió la avalancha de críticas a Watson, y el patronato de su instituto, el Cold Spring Harbor Laboratory (Nueva York), le suspendió en su cargo de rector.

De acuerdo con los "científicos" y muchas otras personas que niegan la existencia de razas en la especie Homo sapiens, aduciendo falsamente que el concepto de raza no tiene fundamento científico ni base genética[3], "la raza debe ser negada para poder acabar con el racismo y aquellos que siguen creyendo en la realidad de la raza están perpetuando y fomentando el racismo".

Es decir, los negacionistas de la raza se han convencido a sí mismos de que el concepto de raza fomenta el racismo y creen ingenuamente que promover el multiculturalismo acabará con el racismo, cuando la realidad es que lo está exacerbando. De modo que han estado presionando mediante una agenda políticamente correcta la idea de que las razas humanas no son biológicamente reales sin importar la evidencia de lo contrario. No estamos tratando con ciencia sino con censura motivada políticamente, misma que está llevando a todas las razas, en especial a la raza blanca, a un etnocidio silencioso. De hecho, el primer paso para destruir a las razas es negar su existencia.

Así, la negación de la raza fomentada por el establishment, es promovida con el pretexto de acabar con el "racismo", pero si somos capaces de vislumbrar más allá de lo que nos dicen y lo que nos "enseñan", analizando fríamente los hechos, ese modo de pensar está en realidad propiciando la disolución de culturas, el etnocidio y la destrucción de la diversidad que tan hipócritamente afirman "defender". Y está claro que con diversidad he de referirme a la auténtica y genuina y no a las aberraciones que nos quieren vender como tal.

El biólogo evolutivo de la Universidad de Reading, Mark Pagel era uno de los científicos que pensaban que las razas humanas no tenían base científica, pero Pagel ha cambiado totalmente de opinión y da su testimonio:
Hay una censura muy intensa en la manera que se nos permite pensar y hablar de la diversidad de la gente en la Tierra. Oficialmente, "somos todos iguales: no hay razas". Erróneo, como las viejas ideas sobre la raza; los estudios modernos sobre el genoma revelan un panorama sorprendente, apasionante y diferente de la diversidad genética humana. Por término medio, unas razas somos genéticamente similares a otras en un 99,5%. Este porcentaje no es el que se barajaba antes; es menor que el calculado previamente, que era del orden del 99,9%. Para poner en perspectiva esta diferencia, que puede parecer minúscula, hay que subrayar que genéticamente somos similares en alrededor de un 98,5%, o puede que más, a los chimpancés, que son nuestros parientes evolutivos más próximos. En otras palabras, este nuevo porcentaje reviste gran importancia para nosotros. Entre otras cosas, deriva de muchas diferencias genéticas pequeñas que se han conocido a partir de estudios comparativos de poblaciones humanas. Todo esto significa guste o no, que puede haber muchas diferencias genéticas entre poblaciones humanas, incluso diferencias que podrían corresponder a la antigua clasificación por razas, y diferencias que son reales, en el sentido de que hacen a un grupo determinado mejor que otro a la hora de dar respuesta a un determinado problema particular del medio en que se desenvuelve. Esto no quiere decir en modo alguno que haya un grupo que en general sea "superior" a otro, o que un grupo debería ser preferido sobre otro. Ahora bien, nos pone sobre aviso de que debemos estar dispuestos a hablar de diferencias genéticas entre poblaciones humanas.[4][5]
Entre otros científicos que se han atrevido a desafiar los dogmas de esta "Nueva Inquisición", estudiando las diferencias entre las razas, destacan Richard Lynn, Glayde Whitney y J. Philippe Rushton, éste último quien es profesor de la Universidad de Ontario del Oeste, ha demostrado en un estudio que las diferencias entre las razas no se limitan solamente al color de la piel, ojos y cabello, hay diferencias en capacidades físicas y deportivas (si no, obsérvese en los Juegos Olímpicos que los negros son campeones generalmente en competencias de velocidad, mientras los blancos son campeones generalmente en competencias acuáticas, gimnasia y levantamiento de pesas), diferencias en metabolismo, diferencias intelectuales, diferencias en prevalencia de enfermedades y reacciones a medicamentos, etc.[6] Así que hablar de que "todos somos iguales" y decir que "las razas no existen" es no querer admitir la realidad y es desear un mundo plano y monótono, es ir contra la Naturaleza, la ciencia, las leyes de la genética y de la propia diversidad humana.

Para explicar esto con una mayor objetividad y demostrar que la negación de las razas no sólo no tiene ningún sustento científico sino que es incluso perjudicial para los seres humanos, sean de la raza que sean, baste describir la adaptación más reconocible entre las razas: el color de la piel y de los ojos.

Como todo mundo sabe, lo que hace que unos tengan la piel más clara y otros más oscura, son los niveles de un pigmento conocido como melanina, cuya regulación y producción varía en cada raza debido a pequeñas modificaciones y mutaciones en diversos genes surgidas por adaptación al ambiente[7]. Las poblaciones que se aislaron y desarrollaron en las zonas tropicales o más cercanas al Ecuador, donde se recibe más radiación ultravioleta de la luz solar, tienden a tener la piel y los ojos de color más oscuro que las poblaciones cuyos antepasados se aislaron en las zonas más cercanas a los polos, por lo que recibieron menos luz solar y menos radiación ultravioleta. La función de la piel oscura es no dejar pasar tan fácilmente la excesiva luz solar, lo que protege de la destrucción del ácido fólico por la radiación ultravioleta. El ácido fólico es un nutriente importante en los años reproductivos y previene defectos genéticos como la espina bífida. También es importante para prevenir las quemaduras de sol, el cáncer de piel, la fotólisis de folate y el daño a las glándulas sudoríparas.

La luz solar tiene una gran importancia para la producción de vitamina D, misma que es esencial en el metabolismo del calcio y el fortalecimiento del esqueleto, ayudando a prevenir el raquitismo y la osteoporosis. En zonas de bajos niveles de radiación solar, la excesiva melanina de una piel demasiado oscura no permite el paso de suficiente luz solar, y por ende obstaculiza la producción de vitamina D. En contraste con la piel clara, la cual no requiere de una gran cantidad de luz solar, y en zonas donde ésta es escasa, facilita la producción de vitamina D.


Una muestra del poco respeto que hoy se tiene por la Historia y las tradiciones antiguas, especialmente de la raza blanca. El muy políticamente correcto Heimdall de la nueva película Thor (2011), un dios nórdico que en los Eddas es descrito como "el más blanco de los dioses", ahora aparece con fenotipo africano. Ejemplo de lo que pasa cuando la sociedad, en una época decadente y enfermiza, por condescendencia predica la "igualdad".


Es por ello que, en climas árticos, razas como la negra no podrían vivir adecuadamente si no tienen una dieta muy completa y muy abundante además de suficiente luz solar. En caso contrario, estas condiciones climáticas provocan una deficiencia de vitamina D que puede traducirse en debilidad, descalcificación o deformidad de los huesos, raquitismo, interrupción del crecimiento en los niños, osteoporosis, fracturas óseas, predisposición a la desnutrición y debilitamiento del sistema inmunológico. Por otro lado, la piel clara es muy sensible a los rayos solares de las zonas tropicales, por lo cual la exposición prolongada a ellos ocasiona graves problemas a la piel, resultando más fácilmente el desarrollo de cáncer o destrucción del ácido fólico.

A su vez, los ojos de color más oscuro están adaptados para poder absorber la excesiva luz solar y así mejorar su visión, mientras que los ojos claros están adaptados para reflejarla con el mismo fin, como por ejemplo, en climas polares y zonas donde abunda la nieve y el hielo, los cuales reflejan intensamente la luz solar lo que dificultaría la visión para los ojos oscuros. Las diferencias del color de ojos y piel en las poblaciones geográficas, surgieron así en los comienzos de nuestra historia debido a las ventajas evolutivas de cada característica para cada región, según la cantidad de luz solar.



El color de la piel es resultado de una adaptación al ambiente. Las razas blancas surgieron hace aproximadamente 30.000 años a partir de mutaciones en los genes de sus ancestros en un clima parecido al de la imagen de la izquierda donde la luz solar es escasa, mientras que las razas africanas, más antiguas y primitivas, son producto de una adaptación a climas como el de la imagen de la derecha donde la luz solar es abundante. Si estos entornos tan opuestos han originado por separado y con miles de años de diferencia un tipo físico y psíquico distinto, habrá de imaginarse que el resultado de una mezcla entre ellos tendrá características genéticas de una parte que entrarán en conflicto con la otra, lo que supondría ciertos efectos desordenados tanto en el cuerpo como en la psique y que además no son resultado de una adaptación a ningún ambiente.


En resumen, las razas de piel oscura necesitan grandes cantidades de luz solar para producir cantidades suficientes de vitamina D para su organismo, por lo que la piel oscura representa una ventaja donde hay mucha luz solar, pero una desventaja en zonas donde hay poca, mientras que la piel clara representa una desventaja donde hay mucha luz solar, pero una ventaja donde hay poca, pues se adapta mejor con menos luz y menos comida. Por esta razón las autoridades sanitarias, tanto de Canadá como de Estados Unidos, han recomendado a las personas de piel oscura (principalmente negros y latinoamericanos mestizos, pero también a muchos individuos morenos procedentes del sur de Europa) que, entre Otoño y Primavera, cuando la luz solar es más débil, consuman diariamente entre 1000 y 2000 IU (unidades internacionales) de vitamina D.[8][9]

Por esta sencilla razón biológica es un acto de tremenda imprudencia, irresponsabilidad e insensatez afirmar que las razas no existen, pensar que pueden convivir en una misma región sin ningún problema, primando el emocional, ciego, irracional y utópico ideal de considerarse "ciudadano del mundo", pues de la misma manera en que un oso polar no podría sobrevivir en la sabana africana y un elefante no podría sobrevivir en las frías regiones del ártico, una persona de raza blanca tendría dificultades viviendo en África y una de raza negra tendría problemas viviendo en Europa; simplemente sus organismos no están adaptados naturalmente para vivir en esas regiones, y esto es algo digno de ser tomado en cuenta por el bien de toda la humanidad.

Cada persona debería vivir en el lugar que la Naturaleza, en su gran sabiduría, previó que viviera; en el lugar que su propio mapa genético le indica, de este modo todo su ser se encontraría en perfecta armonía con su propio "hábitat natural" lo que significaría obtener un óptimo desarrollo como persona, además de la posibilidad de sentirse identificado con personas de su propio origen y carácter fisio-psico-espiritual, lo que sin duda confiere un sentimiento de "estar en casa", y de hecho, gracias a los grandes avances científicos, un análisis genético puede determinar a qué región pertenece realmente un individuo.[10][11]


No porque una persona viva en una región, hable el idioma de la región, maneje la cultura de la región, se vista con los trajes típicos de esa región, y posea una documentación legal absurda que lo reconozca como ciudadano de esa región, quiere decir que realmente sea de esa región. Sus genes lo delatan. Esa persona no representa a esa región, así como esa región no le representa y no está de acuerdo con su naturaleza. El lugar de nacimiento no debe determinar la nacionalidad y la llamada "naturalización" debe ser abolida, pues la división geopolítica debe basarse en el ser humano y no en la materia territorial. El concepto de la nacionalidad contractualista originada durante la Ilustración y la Revolución Francesa, es el mayor arma del sistema, de la globalización y de la consolidación de un Gobierno Mundial.


Negar la existencia de las razas, pues, es negar a los pueblos el derecho de ser diferentes. Es negar la propia diversidad que el sistema dice "fomentar". Por ello el discurso del sistema es contradictorio e hipócrita, pues por un lado apela a "la diversidad" pero por otro lado fomenta el mito de que "todos somos iguales"[12]; niega la existencia de razas pero por otro lado dice que la mezcla de razas es algo "bueno" (es decir, se fomenta la mezcla de algo que se supone no existe), promoviendo el "multiculturalismo", la "integración", la "convivencia", e incluso a través de producciones mediáticas destinadas a impresionar al público despistado y a las masas adormecidas y aborregadas se intenta hacer parecer como "científico" lo que no es más que una ideología política igualitarista profesada por los poderes del mercado que hoy dominan el planeta, todo ello pese a que últimamente se ha avanzado enormemente dentro de las ciencias genéticas y que se está empezando a reconocer que las diferencias entre las variedades biológicas humanas son mayores de lo que se pensaba[13][14][15], aún hay muchas personas, incluso académicos, quienes con arrogancia se atreven a rechazar lo que es evidente por sí mismo. Obviamente su interés no es científico sino político, y en muchos casos proviene de un miedo a ser desprestigiados y condenados como herejes por el Sistema y su "Nueva Inquisición".

Estadísticas de la población europoide

Ya que hemos tratado un poco acerca de la importancia de reconocer la existencia de las razas, ahora expondremos el tema central de este artículo que responde a tratar de generar conciencia sobre el estado actual de la población europoide que ha caído gravemente en una situación peligrosa gracias a los buenos consejos de nuestro sistema político occidental moderno.

Recordaremos que la extinción es la desaparición de todos los miembros de una especie, subespecie o familia de organismos. Y una vez que una especie o subespecie se extingue, nunca volverá a existir otra vez. La extinción es para siempre, es definitiva, es eterna. Aunque nos puede parecer que los europoides son abundantes en el planeta, aún si consideramos que constituyen solamente del 8 al 15% de la población humana actual, el peligro de extinción radica, no tanto en su número, sino en sus bajas tasas de natalidad y fertilidad, las cuales están disminuyendo rápida y exponencialmente.

Para que una variedad biológica humana pueda sobrevivir necesita de dos factores fundamentales:
  1. Un espacio vital, es decir, un territorio que sea habitado exclusivamente por un grupo que comparte una misma herencia biológica, cultural y ancestral. A principios del siglo XX existían varios países con una población 100% europoide. Sin embargo, actualmente no existe ninguno.
  2. De acuerdo con las leyes demográficas, la tasa de natalidad mínima para que una población se sostenga es de 2.1 niños por mujer. Si la tasa es mayor, la población aumenta. Si la tasa es menor, la población disminuye. Y si se mantiene a la baja eventualmente desaparecerá.
A continuación se muestra la tasa de natalidad en Europa de 1955 a 2009[16]:

Albania

1955: 5.60
1960: 5.98
1970: 5.11
1980: 4.20
1990: 3.08
2000: 2.43
2009: 2.01
Francia

1955: 2.73
1960: 2.71
1970: 2.61
1980: 1.86
1990: 1.81
2000: 1.76
2009: 1.98
Islandia

1955: 3.70
1960: 4.02
1970: 3.15
1980: 2.29
1990: 2.12
2000: 2.06
2009: 1.90
Irlanda

1955: 3.38
1960: 3.68
1970: 3.87
1980: 3.48
1990: 2.29
2000: 1.90
2009: 1.85
Dinamarca

1955: 2.54
1960: 2.54
1970: 2.25
1980: 1.68
1990: 1.54
2000: 1.75
2009: 1.74
Noruega

1955: 2.60
1960: 2.84
1970: 2.72
1980: 1.81
1990: 1.80
2000: 1.85
2009: 1.78
Croacia

1955: 2.76
1960: 2.42
1970: 2.09
1980: 2.02
1990: 1.84
2000: 1.60
2009: 1.42
Finlandia

1955: 2.97
1960: 2.78
1970: 2.06
1980: 1.64
1990: 1.66
2000: 1.74
2009: 1.73
Suecia

1955: 2.21
1960: 2.23
1970: 2.16
1980: 1.66
1990: 1.91
2000: 1.56
2009: 1.67
Luxemburgo

1955: 1.98
1960: 2.23
1970: 2.23
1980: 1.51
1990: 1.48
2000: 1.73
2009: 1.78
Holanda

1955: 3.06
1960: 3.10
1970: 2.80
1980: 1.60
1990: 1.56
2000: 1.60
2009: 1.66
Bélgica

1955: 2.33
1960: 2.50
1970: 2.34
1980: 1.70
1990: 1.56
2000: 1.60
2009: 1.65
Macedonia

1955: 5.32
1960: 4.53
1970: 3.42
1980: 2.72
1990: 2.22
2000: 1.92
2009: 1.58
Malta

1955: 4.14
1960: 3.74
1970: 2.17
1980: 2.02
1990: 2.02
2000: 1.86
2009: 1.51
Reino Unido

1955: 2.18
1960: 2.49
1970: 2.52
1980: 1.72
1990: 1.81
2000: 1.70
2009: 1.66
Suiza

1955: 2.28
1960: 2.34
1970: 2.27
1980: 1.53
1990: 1.53
2000: 1.47
2009: 1.45
Estonia

1955: 2.06
1960: 1.99
1970: 2.02
1980: 2.06
1990: 2.18
2000: 1.28
2009: 1.42
Alemania

1955: 2.16
1960: 2.30
1970: 2.32
1980: 1.52
1990: 1.43
2000: 1.34
2009: 1.41
Austria

1955: 2.09
1960: 2.52
1970: 2.53
1980: 1.64
1990: 1.45
2000: 1.36
2009: 1.39
Grecia

1955: 2.29
1960: 2.27
1970: 2.38
1980: 2.32
1990: 1.53
2000: 1.30
2009: 1.37
Rumania

1955: 2.87
1960: 2.62
1970: 2.96
1980: 2.53
1990: 2.28
2000: 1.32
2009: 1.39
Portugal

1955: 3.04
1960: 3.03
1970: 2.85
1980: 2.41
1990: 1.59
2000: 1.46
2009: 1.49
Bulgaria

1955: 2.48
1960: 2.27
1970: 2.15
1980: 2.17
1990: 1.92
2000: 1.14
2009: 1.41
Eslovaquia

1955: 3.52
1960: 3.27
1970: 2.50
1980: 2.47
1990: 2.15
2000: 1.40
2009: 1.35
Hungría

1955: 2.73
1960: 2.21
1970: 1.98
1980: 2.12
1990: 1.82
2000: 1.38
2009: 1.35
Bielorrusia

1955: 2.61
1960: 2.73
1970: 2.38
1980: 2.09
1990: 2.04
2000: 1.27
2009: 1.24
España

1955: 2.57
1960: 2.75
1970: 2.92
1980: 2.57
1990: 1.48
2000: 1.19
2009: 1.31
Letonia

1955: 2.00
1960: 1.95
1970: 1.81
1980: 2.00
1990: 2.09
2000: 1.17
2009: 1.30
Eslovenia

1955: 2.80
1960: 2.39
1970: 2.32
1980: 2.20
1990: 1.66
2000: 1.25
2009: 1.28
Rusia

1955: 2.85
1960: 2.82
1970: 2.02
1980: 1.94
1990: 2.13
2000: 1.25
2009: 1.41
Moldova

1955: 3.50
1960: 3.44
1970: 2.66
1980: 2.44
1990: 2.64
2000: 1.56
2009: 1.27
Ucrania

1955: 2.81
1960: 2.70
1970: 2.04
1980: 2.00
1990: 1.96
2000: 1.25
2009: 1.26
Lituania

1955: 2.71
1960: 2.66
1970: 2.27
1980: 2.12
1990: 2.09
2000: 1.38
2009: 1.23
Italia

1955: 2.32
1960: 2.35
1970: 2.49
1980: 1.89
1990: 1.35
2000: 1.21
2009: 1.31
Polonia

1955: 3.62
1960: 3.29
1970: 2.27
1980: 2.26
1990: 2.15
2000: 1.48
2009: 1.28
República
Checa

1955: 2.69
1960: 2.35
1970: 1.94
1980: 2.32
1990: 1.92
2000: 1.18
2009: 1.24
Bosnia y
Herzegovina


1955: 4.82
1960: 4.28
1970: 3.17
1980: 2.24
1990: 1.90
2000: 1.35
2009: 1.25
Mónaco

2009: 1.75
Liechtenstein

2009: 1.52
Isla de Man

2009: 1.65
Jersey

2009: 1.57
Serbia

2009: 1.38
Guernsey

2009: 1.41
San Marino

2009: 1.36

Andorra

2009: 1.33

Gibraltar

2009: 1.65

Como puede observarse, actualmente en cada país con una población predominante blanca o europoide, la tasa de natalidad está por debajo de 2.1 de hijos por mujer, el cual es el índice mínimo requerido para reemplazar la población. El resultado en promedio es de 1.3 para 2009-2010. Esto significa que el número de decesos en la mayor parte de los países europoides del mundo está rebasando el número de nacimientos. Esta situación demográfica no se había repetido desde la epidemia de peste negra que devastó a Europa en el siglo XIV.


Ahora evidentemente no se trata de una peste biológica, sino de una peste psicológica, de prejuicios e ideas equivocadas. Desgraciadamente, puesto que el mismo sistema se empeña en enseñarnos a través de nuestros "tan informados profesores de escuela" que "las razas no existen" y que "todos somos iguales", esta situación es interpretada tan sólo como un problema de "falta de población en Europa", y no como una grave crisis demográfica y étnica que está llevando a la desaparición real de una variedad biológica humana. Así que para "solucionarlo", se adopta la medida más destructiva para los europoides: la inmigración, mientras que hipócritamente a los europeos se les promueve una politica de "control natal" para que "decidan" no engendrar hijos, convenciéndoles de que "así vivirán mejor". Y si realmente se tratara de un asunto de preocupación por la "sobrepoblación", las estadísticas serían, al menos, proporcionales en todas las poblaciones, lo cual no es así, pues las poblaciones de no-europoides constantemente están creciendo.

Pirámides poblacionales de África Occidental (izquierda) y Europa Occidental (derecha). La pirámide africana tiene una proporción armoniosa y natural, está creciendo naturalmente, no hay indicios de intereses ajenos en hacer desaparecer la composición étnica africana. En cambio la pirámide europea tiene una proporción evidentemente antinatural, afectada por las manipulaciones políticas y económicas que buscan eliminar la composición étnica de Europa.



A inicios del siglo XX los europoides representaban el 35% de la población mundial:

Para el año 2007, los europoides constituyen del 8 al 15% de la población mundial:


Y en algún momento de este mismo siglo, los europoides alcanzarán tan sólo el 2% de la población mundial:

El panorama es desolador. Si esta tendencia demográfica continúa así, la población blanca alrededor del mundo estará virtualmente extinta para el año 2300, constituyendo menos del 0.1% de la población mundial.


Además de la peste negra, Europa ha tenido ya varias crisis demográficas ocasionadas principalmente por las guerras, crisis que se han intentando superar incentivando la natalidad y maternidad. Así, por ejemplo, tras finalizar la Primera Guerra Mundial, Francia comenzó a otorgar medallas de maternidad a las mujeres que tuvieran hijos, a fin de restablecer su arruinada población. Hoy, cuando nuevamente se necesitan más niños, Francia ha relajado las reglas para sus condecoraciones: las madres no tienen que estar casadas, y ni siquiera tienen que ser francesas. Sin embargo, hoy hace falta más que medallas para frenar la caída de la población blanca del Viejo Continente.

Según la propia ONU, la población europea disminuirá en más de 90 millones de habitantes durante los próximos 50 años. Los demógrafos han dejado de creer que la tasa de fertilidad regresará al nivel de remplazo en el futuro inmediato. El uso de anticonceptivos ha alcanzado niveles récords y las mujeres obtienen más títulos universitarios que los hombres, de manera que muchas prefieren desarrollar primero su profesión y luego fundar una familia, si acaso. Además, las parejas que pretenden fundar una familia, aguardan más tiempo para tener al primer hijo.

Sin bebés que restablezcan la fuerza de trabajo, los europeos encaran grandes dificultades para reunir fondos de pensión para jubilados cada vez más longevos; de modo que, a fin de mantener un saldo positivo, los gobiernos adoptan medidas desastrosas tales como elevar la edad de jubilación, aumentar impuestos e incrementar y facilitar la inmigración, legal o ilegal.

Desde 1970, cerca de 30 millones de bebés blancos han sido abortados solamente en Estados Unidos y 45% de las mujeres en Estados Unidos no tienen hijos. Hoy, las mujeres blancas en edad de procrear constituyen tan sólo el 2% de la población mundial.

Según la Oficina del Censo de los Estados Unidos, la población blanca de ese país pronto será minoría[17]. En sus orígenes, Estados Unidos estaba conformado casi en su totalidad por blancos. Hoy representan el 67% de la población estadounidense. De seguir esta tendencia, para el año 2042 estarán muy por debajo del 50%. Estados Unidos es un buen ejemplo de cómo se puede destruir la identidad original de una nación por medio de la inmigración y el mestizaje.

Según algunos genetistas, en 100 años los pelirrojos habrán desaparecido[18] y en 200 años no existirá el cabello rubio natural[19][20]. Por supuesto Wikipedia te dirá que esto se trata de una falsa exageración, basándose en que estos genes recesivos pueden saltar varias generaciones para manifestarse sólo en escasas ocasiones, por lo que, aunque los individuos rubios y pelirrojos efectivamente disminuirán, es difícil que estos genes desaparezcan. Sin embargo, lo que realmente preocupa no es tanto que los genes o las características aisladas se extingan, sino que lo hagan los individuos que deben heredar esos genes y esas características en conjunto tal como surgieron en la naturaleza. Además no se considera la actual disminución exponencial de la población europoide y que está siendo conducida al borde de la extinción por medio del mestizaje, la inmigración y la baja natalidad.

Causas de la disminución de la población europoide

Las causas que más sangran a la población europoide son las siguientes:
  • Mestizaje. Procreación entre parejas interraciales que no muestran un mínimo de respeto por la herencia que sus ancestros forjaron con sangre, sudor y lágrimas, como se muestra en la imagen a la derecha.
  • Inmigración de personas no-europoides hacia territorios europoides. La inmigración, sea legal o ilegal, además de ser la antesala del mestizaje, es causa inequívoca de aumento de desempleo entre los nacionales, pues los inmigrantes siempre estarán dispuestos a recibir un salario mucho más bajo (beneficio fácil para empresas privadas, pero golpe bajo para la economía del pueblo), además de que gran parte de ese capital es enviado al país de origen del inmigrante (remesas) que si bien benefician la economía del país receptor, perjudican la del país emisor, es decir, el que aloja cómodamente al inmigrante y le otorga los servicios públicos pagados obviamente con los impuestos del pueblo. En España, el gobierno da preferencias, facilidades y privilegios a los inmigrantes en perjuicio de los verdaderos españoles (lo que se denomina "discriminación positiva"), pues mientras que los españoles deben pagar por educación y vivienda, también deben pagar con sus impuestos la educación y vivienda de los inmigrantes. Francia es uno de los países europeos que más han sufrido el despedazamiento de su identidad mediante la invasión legal de no-europoides, especialmente de origen africano. La inmigración también es causa de incremento en la criminalidad, ya que los inmigrantes generalmente no encuentran un trabajo estable, por lo que se dedican a la delincuencia, pandillerismo y narcotráfico, además de incremento en agresiones físicas, asesinatos y violaciones sexuales contra la población europoide autóctona.
  • Infertilidad. Una condición que muy probablemente tiene origen en el consumo de alimentos de baja calidad y de alto rendimiento económico, así como en la contaminación del ambiente.
  • Favorecimiento de adopciones de niños no-europoides. Las familias europoides que no pueden tener hijos son convencidas de que adoptar a un no-europoide es un acto de gran humanitarismo, mientras se ignora que el niño crecerá en un ambiente ajeno y probablemente hostil[21][22], y que sería mucho más humanitario aún adoptar niños europoides con el fin de restablecer su población.
  • Crisis económicas. Impuestos más altos y salarios más bajos, lo que dificulta mantener una familia numerosa, por lo que los europoides prefieren no tener hijos. En estos casos muchas mujeres se ven obligadas a trabajar y relegan el cuidado de los hijos, o simplemente no desean tenerlos.
  • Abortos injustificados. Como aquellos que no tienen como propósito evitar riesgos a la madre o malformaciones y enfermedades genéticas al niño, sino sólo motivos personales, socioeconómicos o por irresponsabilidad de los padres.
  • Homosexualismo. Su "normalización social" y promoción activa a través de los lobbies políticos gays que bajo el pretexto y la consigna de "homofobia", imponen su ideología gay a la sociedad ignorando el daño que causan. Recuérdese la obviedad de que los homosexuales no procrean y mientras aumenta la población homosexual, la población de niños europoides disminuye.
  • Feminismo. Las mujeres pierden antinaturalmente su feminidad dejando a un segundo plano la importante cuestión de la maternidad, misma que es la base de nuestra propia existencia. Por supuesto, no se trata de oponerse a que la mujer tenga los mismos derechos y dignidad que el hombre, sino de evitar que las mujeres se "conviertan" en hombres, o que se distorsione gravemente la imagen del hombre en nombre de estas "leyes de igualdad de género".
Todos estos puntos se basan en una percepción egoísta de la vida provocada por valores equivocados y vacíos (hedonismo y eudemonismo), que no piensa en las futuras generaciones, ni obra en su favor, ni toma en cuenta los efectos a corto y largo plazo de tener un estilo de vida "moderno y progresista".

El lamentable equipo de fútbol de "Francia". El 5.7% de la población actual de Francia es de origen africano. Sin embargo, de los 23 jugadores de la selección de fútbol en el campeonato mundial de 2010, el 56.52% (13) estaba formado por individuos raza negra. ¿Sinceramente crees que esta selección represente a ese país europeo? ¿Qué sentido tiene ahora ver un juego de un país europeo contra un país africano si ambos son étnicamente iguales? ¿No hace esto perder la esencia del deporte mundial? ¿de la sana competencia deportiva en la que se demuestran con orgullo las habilidades propias de cada pueblo?


Cientos de inmigrantes negros de África arman un motín en Rosarno, una ciudad italiana, en enero de 2010, destruyendo la vía publica, golpeando europeos y quemando automóviles en tierras que no son suyas.




Además de todo esto, existe un factor determinante que es inherente a la genética de esta variedad biológica humana. Podría decirse que es su mayor debilidad para afrontar una amenaza de extinción y sobrevivir. Esta debilidad es, la recesividad. Casi todas las características geneticamente heredables del europoide son recesivas respecto a las del no-europoide, que son dominantes, esto quiere decir que los rasgos que normalmente se manifestarían en una combinación genética entre dos individuos europoides, quedarán sin manifestarse en una combinación genética entre un europoide y no-europoide.



Las características genéticas heredables del europoide son generalmente recesivas respecto a otras razas, como el asiático en el ejemplo de arriba de esta unión imprudente, por lo que los hijos producto de una mezcla manifestarán el fenotipo del padre que posea los alelos dominantes. En una población donde existe mezcla, los caracteres tienden a homogeneizarse con el paso del tiempo, en otras palabras, los caracteres primarios se "disuelven" y se pierden para siempre. Nótese que todos los niños han heredado los ojos rasgados propios de la raza asiática, lo que significa que es una característica dominante. Puesto que el color del cabello es -al igual que el color de la piel y el coeficiente intelectual- una característica poligénica, los hijos de una mezcla como ésta, tendrán un tono de cabello "intermedio" respecto al de los padres, como resultado de la combinación de alelos dominantes de cada uno que regulan la melanina.



Por lo tanto, si un individuo europoide tiene descendencia con un individuo no-europoide, el producto de esta unión será siempre un individuo no-europoide, más asimilable a la raza dominante. De manera que la mayor amenaza de los europoides, es su mezcla o combinación genética con otras variedades biológicas humanas. Esta mezcla biológica o mestizaje se promueve activamente por todos los medios masivos posibles, sobre todo en el cine y la televisión.


El multiculturalismo no está uniendo ni cohesionando naciones, las está haciendo inestables, las está dividiendo, fragmentando y socavando internamente por medio de la instigación artificial de conflictos étnicos que se dan instintivamente entre seres territoriales como lo son los humanos. El sistema conoce muy bien la psicología humana y aprovechará nuestros instintos para lograr reducir hasta la impotencia a las naciones que de otra manera serían fuertes, soberanas y dueñas de sí mismas.

Indudablemente nos enfrentamos a una corriente política que pretende crear una igualdad genética, con la cual la humanidad se convertirá en un rebaño pasivo, predecible y manipulable, una auténtica "raza de zombies" apta para ser sometida por una élite plutocrática que se divierte generando guerras y ganando riqueza y poder con ellas, además de mentir descaradamente al público ignorante a través de los medios masivos de desinformación. En un futuro, de continuar mezclando irresponsable e ignorantemente a la población mundial, no existirá la diversidad humana, los humanos se habrán homogeneizado en una sola macro-etnia, una Raza Única sin ningún tipo de distinción ni identidad racial ni cultural, y subyugados por un solo gobierno mundial: el Nuevo Orden Mundial. Y como diría J.R.R. Tolkien: "para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas".

No nos hemos puesto a pensar que a la Naturaleza le llevó millones de años de evolución para crear a las distintas razas, mismas que estaban en camino directo a convertirse en especies distintas y que en un instante nosotros en nuestra temible ignorancia hemos destrozado todo su trabajo pregonando estúpidamente que "las razas no existen" y que son "construcciones socioculturales" y todo ello en nombre de la "igualdad". Una moderada mezcla de razas bien pudo estar prevista por la propia Naturaleza, y de hecho así era como surgían nuevos pueblos, pero hoy estamos ante un nivel extremo y deplorable que jamás se hubiese dado naturalmente sino que ha sido causado sólo por el hombre y sus políticas que tan poco toman en cuenta lo que haya establecido la Naturaleza mediante sus leyes infinitamente sabias e inexorables.

Quienes cobran conciencia de esta desgarradora realidad y tratan de hacer algo por cambiarla, por luchar para que su raza no sea aniquilada y absorbida por una masa global y amorfa lista para ser dominada sin resistencia alguna, generalmente son marginados por los medios y los guardianes de lo "políticamente correcto". Son tachados de "racistas" y de "nazis", siendo que lo único que desean es la preservación de su raza y no la destrucción o dominio de las demás.

"¡Racismo!" es la palabra favorita del sistema para silenciar a quienes desean defender a su propia raza de los ataques que recibe desde múltiples frentes. Pero además, es la forma de disfrazar una actitud que desea destruir la identidad cultural y la armonía racial de todos los pueblos y naciones de la Tierra. El verdadero racismo es, pues, aquel que promueve la desaparición de la rica diversidad mediante la mezcla, la inmigración y el multiculturalismo, pues todo esto impide el desarrollo y dirección natural de un pueblo. La diversidad humana es sumamente importante, y por ello cada raza tiene derecho a desarrollarse independientemente en su propio territorio, lo contrario constituye una amenaza a la diversidad y es atentar contra las leyes naturales y la evolución humana. La regla a seguir no debe ser: "heterogeneidad en un mismo Estado-territorio, para una homogeneidad en el planeta", sino al contrario, "homogeneidad en un mismo Estado-territorio, para una heterogeneidad en el planeta".


Las razas humanas son como las ramas de un gran árbol. Nunca se ha visto un árbol cuyas ramas, alcanzada cierta longitud, converjan unas en otras para volver a formar un tronco común "mestizo". Lo normal de cualquier árbol es que, a medida que crece, sus ramas se dividan y diversifiquen cada vez más. En eso consisten la vida y la evolución. El mestizaje de linajes, actualmente patrocinado por la globalización capitalista, ha provocado que el árbol deje de crecer y en vez de una dirección ascendente, hacia el Sol y el Cielo, tome una vía descendente. Por ello, la "convergencia genética" es una involución y un retroceso.



Cada persona, independiente del lugar donde viva, debe tener siempre presente su origen, sus tradiciones, su cultura y sus antepasados, cada uno tiene la obligación de preservar su valiosa herencia genética, su propia raza, de defenderla, dignificarla y fortalecerla para las futuras generaciones. Querer conservar su propia raza no significa odiar o despreciar a las demás. Ninguna raza es inferior o superior a otra, cada una es diferente, y por lo tanto cumplen funciones diferentes y tiene una misión y un destino diferente en el planeta. Cada raza humana merece un profundo respeto, admiración y dignidad porque son parte de la vida y de la Tierra, nuestro hogar, pero se debe entender que ese respeto no puede existir si se viola la identidad fundamental de los pueblos invadiendo su espacio vital.

La raza blanca es parte de este mundo y tiene derecho a existir, al igual que todas las demás


¡La raza blanca está muriendo!


¡Seas blanco o no, tú puedes salvar a la raza blanca!

¡No seas cómplice de este genocidio silencioso!

Si perteneces a la raza blanca:
  • Si tienes una relación de pareja con un/a no-blanco/a… Estás contribuyendo a la extinción de la raza blanca.
  • Si tú y tu pareja blanca deciden no tener hijos o abortar un embarazo… Estás contribuyendo a la extinción de la raza blanca.
  • Si tú y tu pareja deciden adoptar a un niño de otra raza… Estás contribuyendo a la extinción de la raza blanca.
  • Si promueves el homosexualismo como una opción normal y aceptable... Estás contribuyendo a la extinción de la raza blanca.
A los miembros de otras razas:
  • Si tienes una relación de pareja con un/a blanco/a... Estás contribuyendo a la extinción de la raza blanca.
  • Si eres un inmigrante que vive en un país europoide... Estás contribuyendo a la extinción de la raza blanca.
Y todos estos puntos se pueden resumir perfectamente en un solo enunciado:

Ama a tu raza y respeta a las demás.

Aquel que no es europoide y no le interesa en absoluto si esta variedad humana se extingue y continúa realizando alguna de aquellas cosas que perjudican a esta raza, entonces puede decirse verdaderamente que es un racista, en el sentido más negativo de la palabra, pues contribuye directamente a la destrucción de la raza blanca, y lo mismo aplica para las demás. No sé qué se podría decir de aquel que, siendo europoide y después de haber leído este texto, continúe sin interesarle el futuro de su propia raza.

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El articulo anterior ha sido íntegramente copiado de "Http://visionblanca1488.blogspot.com/" por el equipo de MRA Castilla, consideramos que es una articulo realmente trabajado y convincente. Así pues le hemos dado un espacio en nuestro blog a fin de poder conseguir que mas gente pueda leerlo y concienciarse.